El rebelde y el pacificador

En nuestro último episodio de esta temporada, exploramos la increíble vida de Raúl Mijango, el rebelde, diputado, mediador de pandillas y recluso que personificó lo que desde entonces se ha convertido en una causa perdida en El Salvador: negociar con las pandillas callejeras. Mijango, irónicamente, puede haber sido una de las primeras víctimas de una controvertida estrategia de línea dura que desde entonces ha llevado al encarcelamiento de decenas de miles de salvadoreños.

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Steven: [00:00:01]: En 2018, fui a un juzgado en San Salvador, la capital de El Salvador. Había un caso que me había generado interés, y que pensé que tenía enormes implicaciones para el futuro del país. Uno de los hombres siendo juzgados ese día era Raúl Mijango. Mijango era un exguerrillero reconvertido en congresista y mediador entre pandillas. Había sido una figura central en la política del país y en el debate ético sobre una cuestión existencial a la que se enfrentaba El Salvador: cómo hacer frente a las pandillas callejeras. 

Fiel a sus raíces guerrilleras, Mijango pensaba que las pandillas mismas tenían que ser parte de la solución, y había dedicado los últimos años de su vida a esa causa. Tanto, que lo desprestigiaron después de que mediara en un cese al fuego temporal entre las principales pandillas callejeras y la Fiscalía General lo acusara de extorsión en un caso relacionado con la tregua. Ese fue el juicio al que asistimos un periodista llamado César Fagoaga y yo.

Mijango llevaba unos meses en la cárcel, y el día que fuimos a hablar con él, tenía las manos y los pies esposados. Iba vestido con pantalones cortos blancos, camiseta blanca y zapatos de plástico. Durante un descanso, César y yo pudimos hablar con él. La sala tenía el tamaño de un aula pequeña. Dos guardias condujeron a Mijango a un lado y se sentó en una fila de asientos de plástico sujetos a una larga barra de metal.  

Su rostro, que solía ser un radiante resplandor moreno tras un suave bigote Fu Manchú blanco, había palidecido. Se estaba —nos dijo en pocas palabras— muriendo. 

Mijango: [00:01:56] Ya estoy viejo. Me funciona solo el 30% de mis riñones …

Steven: [00:02:02] “Estoy viejo”, nos dijo. “Solo el 30% de mis riñones funcionan. Tengo una diabetes grave, problemas de tiroides, úlceras en el estómago y últimamente, a causa de la diabetes, he perdido casi el 60 % de la vista”.   

Mijango: [00:02:17] Se me ha bajado casi el 60% de la visión.

Steven: [00:02:21] Fue triste. Lo que Mijango pensaba que iba a ser su mayor logro —hacer posible una tregua de pandillas aparentemente imposible— se había convertido en su funeral.

Mijango: [00:02:32] Yo siempre he dicho, quiero a este país. No sé si el país me quiere a mí.

Steven: [00:02:37] “Siempre he dicho que quiero a este país”, dijo. “Pero no estoy seguro de que este país me quiera a mí”.

Bienvenidos al pódcast de InSight Crime en el que los llevamos a los lugares más recónditos de América para ayudarles a entender cómo funciona el crimen organizado desde el terreno. Soy su anfitrión Steven Dudley, codirector de InSight-Crime. 

En este episodio, con la ayuda de César Fagoaga, exploramos la increíble vida de Raúl Mijango, el rebelde convertido en diputado convertido en mediador de pandillas convertido en recluso que personificó lo que desde entonces se ha convertido en una causa perdida en El Salvador: negociar con las pandillas callejeras. E, irónicamente, puede haber sido una de las primeras víctimas de una controvertida estrategia de mano dura que desde entonces ha llevado al encarcelamiento de decenas de miles de salvadoreños.   

Desde el principio, Mario Alberto Mijango, que más tarde adoptaría el nombre de guerra de “Raúl”, fue un soñador y un idealista. Nacido en un pueblo rural, se unió a las guerrillas izquierdistas a una temprana edad y para la década de 1980 era un comandante de campo de rango medio de una de las facciones de lo que se conocía como el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, o FMLN, quw agrupaba a los rebelders. 

Era conocido por su resistencia y sus operaciones clandestinas. Se había entrenado en Nicaragua y Cuba y portaba un fusil de asalto AK-47 que, según él, le había regalado Fidel Castro. 

Sobre todo, era un combatiente feroz. En una batalla, dirigió una emboscada en la que murieron 30 soldados del gobierno. A finales de los 90, tras la despiadada guerra civil, el FMLN se convirtió en un partido político con el mismo nombre. Y Raúl se convirtió en diputado. Pero más tarde se peleó con la cúpula del FMLN y acabó abandonando el partido. 

Raúl los irritaba en muchos aspectos. Siempre fue más socialdemócrata pragmático que marxista dogmático, así que no era de extrañar que rápidamente estableciera conexiones con otros partidos políticos, incluido uno dirigido por un militar llamado David Munguía Payés. Resulta que fue a Munguía Payés a quien Raúl tendió una emboscada en el campo de batalla, matando a 30 de sus soldados. Y aunque sus esfuerzos políticos conjuntos fracasaron en las urnas, ambos forjaron una relación que acabaría dando lugar a la tregua entre pandillas. 

Mientras tanto, el problema de las pandillas empeoraba. En la época en que el FMLN firmaba la paz y se convertía en partido político, miles de pandilleros eran deportados de Estados Unidos a El Salvador. Muchos de ellos pertenecían a las pandillas más conocidas de Los Ángeles: la Mara Salvatrucha (MS13) y el Barrio 18. Se habían formado durante la guerra civil de El Salvador, cuando cientos de miles huyeron a lugares como Los Ángeles. Tras ser deportados, no pasó mucho tiempo antes de que estas pandillas usurparan a las pandillas salvadoreñas locales y empezaran a extorsionar sistemáticamente a las empresas de autobuses, pequeños comercios, mecánicos y otros negocios del país.

Para hacerles frente, el gobierno encarceló en masa a los presuntos miembros de las pandillas con políticas de mano dura. Pero con el tiempo las pandillas dieron la vuelta a esta estrategia y se hicieron con el control de las prisiones. Empezaron a movilizarse desde dentro y, más tarde, desde fuera de la cárcel. Los asesinatos se dispararon. En 2010, la tasa de homicidios de El Salvador era una de las más altas del mundo. La mayoría de las víctimas eran miembros de las propias pandillas, ya que la MS13 y Calle 18 se enfrentaban en un brutal ojo por ojo.

Para entonces, Munguía Payés era ministro de Seguridad, y había contratado a Raúl Mijango como asesor del ministerio. Raúl había sido detenido, aunque nunca condenado, por algunos delitos menores entre sus etapas en el gobierno. Dentro de la cárcel, había conocido a algunos líderes de pandillas. Ahora, fuera de la cárcel, tenía una propuesta radical para el tipo que empezó siendo su enemigo, se convirtió en su aliado político y ahora era su nuevo jefe: Munguía Payés.

Mijango: [00:07:24] Hay una mezcla de medias verdades y medias mentiras.

Steven: [00:07:27] Cuando César y yo conocimos a Mijango durante su juicio, nos dijo que su objetivo al negociar con las pandillas era sencillo: reducir la violencia. 

Mijango: [00:07:36] ¿Qué es lo que nos propusimos? Reducir violencia en el país.

Steven: [00:07:40] ¿Cómo lo hicieron? El gobierno trasladó a 30 líderes de la MS13 y el Barrio 18 a cárceles de mediana seguridad donde pudieron recuperar el control sobre sus miembros de base. Casi de la noche a la mañana, la tasa de homicidios bajó de 14 asesinatos al día a unos 5 diarios.

Mijango: [00:08:00] Y eso permitió parar la espiral de violencia.

Steven: [00:08:09] El descenso fue extraordinario. Tan extraordinario, nos dijo Raúl, que otras personas empezaron a ponerse en contacto con él y con el otro mediador de pandillas que trabajaba con él, el obispo Fabio Colindres, capellán castrense de la Iglesia católica en El Salvador. 

Mijango: [00:08:25] Algunos que se sentían afectados de otro tipo de delitos comenzaron a buscarnos para que le ayudaran.

Steven: [00:08:31] Los llamaban personas de algunas de las industrias más importantes del país, como el sector del transporte y el de la distribución alimentaria. Dijo que estaban interesados en reducir las extorsiones y los robos. 

Mijango: [00:08:43] ¿Qué posibilidades hay de que nos ayuden?

Steven: [00:08:45] “¿Qué posibilidades hay de que nos ayuden?” le preguntaron. 

Mijango: [00:08:49] Y en este caso en particular, esa empresa me llamó a mí para plantearme lo siguiente.

Steven: [00:08:55] En un caso en particular, dijo, los dueños de una empresa de distribución de alimentos de la época lo llamaron y le dijeron que si no intervenía, 400 empleados se quedarían sin trabajo debido a la extorsión de las pandillas, que según ellos les estaba costando US$15.000 al mes y estaba a punto de quebrarlos. 

No era un caso cualquiera. Era el caso por el que Raúl estaba siendo juzgado cuando hablamos con él.  

Raúl acabaría intermediando en una llamada telefónica entre las pandillas y la empresa, en la que negociaron un nuevo tipo de acuerdo. En lugar de 15.000 en efectivo, las pandillas recibirían US$6.000 en lo que, según la acusación, era “arroz precocido, frijoles, aceite [de cocina], pañales y otros productos”.

Raúl pensaba que todos salían ganando. La empresa pagaba menos y sus empleados podían distribuir sus mercancías. La pandilla reducía sus tasas de extorsión, pero podía ganar más dinero vendiendo ellos mismos los productos en los mercados al aire libre de todo El Salvador. 

Sin embargo, la acusación contra Raúl cuenta una historia ligeramente diferente. Dice que fue Raúl quien llamó a la empresa para ofrecer sus servicios. Y dice que Raúl se benefició económicamente del trato. Raúl negó estas acusaciones. Dice que simplemente reunió a las dos partes para hablar.

Mijango: [00:10:26] Igual lo hice con empresarios de transporte que llegaron y me decían, mire …

Steven: [00:10:32] También dijo que él y el otro mediador, el obispo Colindres, mediaron también entre las empresas de autobuses y las pandillas, negociando tasas de extorsión más bajas, y que estaban a punto de conseguir que las pandillas eliminaran por completo la extorsión a los pequeños vendedores y comerciantes. El gobierno, dijo, debería haber asumido este papel, pero no lo hizo, así que él y Colindres lo hicieron. 

Era una decisión arriesgada, pero pensó que tenía que tomarla. Aunque la violencia había disminuido, el apoyo público a la tregua estaba menguando porque la extorsión había continuado. Y pensó que estas acciones podrían salvar el acuerdo.

Debo detenerme aquí y decir un par de cosas sobre la tregua: aunque el ministro de seguridad, Munguía Payés, estaba involucrado, y el gobierno había transferido a los líderes de las pandillas entre las cárceles, la tregua no fue sancionada oficialmente por el gobierno. Y aunque el presidente Mauricio Funes reconoció públicamente la tregua, también se distanció de ella, atribuyendo la responsabilidad a los negociadores y a su ministro de seguridad. 

En otras palabras, no había ninguna norma sobre lo que Mijango podía y no podía hacer. 

Esta falta de claridad me confundió, así que le pregunté a Raúl si alguien le había autorizado a intervenir en casos de extorsión. 

Steven: [00:11:57] Una pregunta: ¿Usted en algún momento se comunicó con el gobierno?

Fue enfático. “El gobierno sabía exactamente lo que estaba haciendo”, dijo. Añadió que su oficina tenía línea directa con una unidad de inteligencia de la policía. Incluso la Fiscalía General lo sabía, dijo Mijango. 

Mijango: [00:12:18] El Estado por supuesto que sabía todo.

Steven: [00:12:20] El gobierno lo sabía todo.  

En mi reportaje sobre la tregua, tanto antes como después de nuestra reunión con Raúl, corroboré el relato de Raúl. La tregua, descubrí, era algo parecido a lo que en Estados Unidos se ha llamado street outreach o interrupción de la violencia. En Estados Unidos hay variaciones de este modelo, pero todas dependen de miembros actuales y antiguos de pandillas que intentan interrumpir las cadenas de retribución entre grupos enfrentados.

En nuestra entrevista con Raúl, le pregunté si tenían interruptores. 

Mijango: [00:13:00] A esos nosotros le llamamos no interruptores, sino que le llamamos facilitadores.

Steven: [00:13:05] Dijo que tenían 70 personas a las que llamaban facilitadores de la paz, en lugar de interruptores, pero que básicamente era el mismo modelo.

Mijango: [00:13:15] Es una labor de apagafuegos terrible ¿verdad?

Steven: [00:13:18] Estos tipos eran como bomberos, dijo Raúl, y había incendios constantes, a todas horas de todos los días.  

Mijango: [00:13:26] Sostener un proceso de esas magnitudes no es fácil.

Steven: [00:13:31] Llevar a cabo un proceso de esa magnitud no es fácil, añadió. 

Aunque Raúl no nos lo mencionó, relaté casos en los que tanto líderes de la MS13 como del Barrio 18 asesinaron a sus propios miembros por no adherirse a la tregua. Mantener la paz, al parecer, requería violencia. 

La tregua también tuvo otros problemas. Dependiendo de a quién se preguntará, el pago a las pandillas no solo incluía traslados fuera de las prisiones de máxima seguridad. También involucraba llevar televisores de pantalla de plasma a las cárceles, darle a las pandillas el control de los economatos; la concesión de salarios mensuales a los líderes, y la apertura de las puertas de los centros penitenciarios a trabajadoras sexuales, licor, marihuana, entre otros.

Aunque los homicidios seguían bajando, la tregua estaba bajo asedio, y cuando el país entró en una nueva ronda de elecciones presidenciales en 2014, los principales candidatos se distanciaron públicamente del acuerdo. Pero entre bastidores, los dos partidos políticos más grandes del país negociaron con las pandillas, prometiéndoles que continuarían con alguna forma de tregua si ganaban. A cambio, las pandillas les proporcionaron votos. El ganador fue un radical del ala del FMLN que había expulsado a Raúl del partido a principios de la década de 2000, y a pesar de sus promesas de campaña en privado, la nueva administración abandonó rápidamente la estrategia de hablar con las pandillas y lanzó una ofensiva contra ellas, que incluía, al parecer, el uso de escuadrones de la muerte que dispararían a presuntos pandilleros desarmados tras su captura.  La tregua había terminado oficialmente. 

Las pandillas empezaron a atacar al gobierno, tendiendo emboscadas a la policía, matando agentes fuera de servicio, asesinando a guardias de prisiones y detonando explosivos caseros. También estallaron enfrentamientos entre las pandillas, que ajustaban cuentas pendientes desde hacía tiempo. Los homicidios alcanzaron niveles récord que convirtieron a El Salvador en el país más violento del planeta fuera de una zona de guerra.  

Noticiero 1: [00:16:00] Esta es la única imagen que se tiene hasta ahora de la captura de Raúl Mijango.

Noticiero 2: [00:16:05] Allanaron la casa del ex mediador de la Tregua, Raúl Mijango.

Steven: [00:16:09] Fue en este contexto que la Fiscalía General de la Nación presentó cargos contra Raúl y numerosos líderes de las pandillas por extorsión a una empresa procesadora de alimentos —la misma empresa a la que le había ayudado a bajar su tasa de extorsión de US$15.000 mensuales en efectivo a US$6.000 mensuales en productos. Cuando nos sentamos con él en ese tribunal, Raúl había cerrado el círculo, pasando de ser un comandante guerrillero a ser procesado por sus herederos políticos. 

Steven: [00:16:42] Usted, en ese sentido, ¿se siente traicionado?

Así que le pregunté si se sentía traicionado por sus antiguos compañeros del FMLN. 

Mijango: [00:16:50] No, jamás. Me siento defraudado.

Steven: [00:16:53] “No”, dijo, “me siento defraudado”. Defraudado, porque creí en el gobierno, en el país, en la idea de la paz. Defraudado porque el gobierno decidió que luchar contra las pandillas con escuadrones de la muerte era mejor que negociar, que era mejor encarcelar a la gente en masa que negociar. Son, y ahora parafraseo, un montón de hipócritas. Mijango también dijo que pensaba que algunos de ellos querían mantener la lucha por sus propios intereses económicos. 

Mijango: [00:17:25] La violencia en este país es uno de los negocios más lucrativos que hay.

Steven: [00:17:30]  “La violencia es uno de los negocios más lucrativos que hay”, dijo. Y muchos de los que tienen poder no quieren acabar con ese negocio.

Mijango: [00:17:38] Estas esposas que yo tengo en las manos ahorita son la expresión de eso.

Steven: [00:17:43]  “Estas esposas que ves en las manos ahorita”, dijo Mijando, “son el resultado de esa hipocresía”. 

Mijango: [00:17:50] Sí tengo una lectura.

Steven: [00:17:52] “Aun así, tengo una teoría sobre mi encarcelamiento”, nos dijo Mijango a César y a mí. 

Mijango: [00:17:57] Mi lectura es que esto es parte de toda una acción de persecución política.

Steven: [00:18:02]  “Es una persecución política”, dijo. Este argumento tenía cierto mérito. Mijango era, después de todo, uno de los dos mediadores con las pandillas. El otro, el obispo Colindres, no había sido acusado ni lo sería. 

César: [00:18:18]  ¿Por qué cree que a monseñor Colindre nunca lo detuvieron? 

Steven: [00:18:21] “¿Por qué lo detuvieron a usted y no al obispo Colindres?” preguntó César.

Mijango: [00:18:24] Monseñor Colindre y todos los del gobierno que estuvieron involucrados en esto tienen más retaguardias políticas, diplomáticas, etcetera, que yo. 

Steven: [00:18:34] “Gente como Colindres tiene apoyo político, diplomático”, dijo. “Yo no lo tengo. Soy como el perro más flaco de todo este volado”.

Mijango: [00:18:44] Soy como el perro más flaco de todo este volado.

Noticiero 3: [00:18:52] A 13 años, con cuatro meses de prisión, fue condenado Raúl Mijango por el delito de extorsión a una empresa arrocera.

Steven: [00:19:02] En octubre de 2018, pocas semanas después de que lo viéramos, Raúl Mijango fue declarado culpable y condenado a 13 años de prisión por extorsión en el caso de la distribuidora de alimentos. El veredicto fue triste pero no sorprendente. 

Noticiero 4: [00:19:17] Mijango expresó que apelará la decisión del Juzgado Especializado de Sentencia V de San Salvador.

Mijango: [00:19:22] Mal paga el diablo, más bien le ayuda, y aquí nosotros lo que hicimos es intentar ayudar a la víctima.

Steven: [00:19:31] Para entonces, El Salvador se encontraba en otra ronda de elecciones presidenciales. Entre los candidatos estaba Nayib Bukele.  En forma, pulcramente vestido y luciendo una barba bien poblada, Bukele era la imagen de una nueva generación de políticos milenarios. Al igual que Raúl, Bukele había roto con el FMLN. Pero, a diferencia de Raúl, había aprovechado la ruptura para catapultarse al primer plano nacional. 

Bukele: [00:20:04] Esta batalla no empezo en el 2012.

Steven: [00:20:08] Bukele había empezado en el área de las relaciones públicas antes de convertirse en alcalde de una pequeña ciudad. Luego, en 2015, se presentó y ganó la alcaldía de la capital del país, San Salvador. No pasó mucho tiempo desde que Bukele asumió el poder en San Salvador cuando mi colega César recibió información de una de sus fuentes de que el nuevo alcalde estaba negociando con las pandillas callejeras.

César: [00:20:30] Yo creo que el primer tip que tuvimos sobre eso fue cuando Bukele era alcalde de San Salvador.

Steven: [00:20:36] César me dijo, cuando hablé con él más tarde, que la información no le sorprendió: Los alcaldes de San Salvador, y otros alcaldes del país, llevaban mucho tiempo lidiando con las pandillas. Era imposible no hacerlo.

César: [00:20:50] Bukele inició un proceso de reordenamiento de algunas cuadras del centro histórico.

Steven: [00:20:56] En el caso de Bukele, había negociado con las pandillas que controlaban el Centro Histórico de la ciudad. El centro albergaba el mayor mercado al aire libre del país. Allí, hasta 40.000 vendedores ambulantes sin licencia vendían de todo, desde cemento hasta zapatillas de tenis de imitación o fundas de celular. Las pandillas ganaban dinero extorsionando a cada uno de estos vendedores por alrededor de un dólar al día. En otras palabras, podían ganar US$40.000 al día solo con estos vendedores. Bukele quería trasladar a los vendedores a mercados más formales que la Alcaldía estaba desarrollando. Pero las pandillas se resistieron, así que Bukele envió a un emisario a negociar con los líderes. 

César: [00:21:39] Al final, Bukele tuvo a personas que tuvieron un papel muy similar al que tuvo Mijango.

Steven: [00:21:45] César dijo que el emisario jugaba un rol parecido al de Mijango, en el sentido de que aplacaba a las pandillas: En este caso, se aseguró de que el traslado de los vendedores a los mercados formales no afectara a la capacidad de las pandillas para extorsionar al mismo número de vendedores. Fue, dijo, la primera señal de alarma con respecto a Bukele. 

César: [00:22:05] La primera campanada de alerta.

Steven: [00:22:08]  El pacto, sin embargo, no fue público. De hecho, solo se haría público más tarde debido a nuestras investigaciones y las de otros sobre Bukele. Pero mientras tanto, Bukele parecía un sabio político. Sus esfuerzos llevaron a que muchos vendedores se trasladaran a mercados formales y a un renacimiento del Centro Histórico, donde se abrieron nuevos bares y restaurantes por primera vez en años. 

César: [00:22:31] Él entendió que la Alcaldía de San Salvador era el trampolín necesario para llegar a la presidencia.

Steven: [00:22:36] Bukele utilizó este proyecto de revitalización durante su mandato como alcalde de San Salvador para lanzar su campaña presidencial, presentándose como alguien capaz de transformar zonas difíciles y violentas en centros económicos dinámicos.

La estrategia funcionó. En 2019, Bukele, que se presentaba como un outsider político, ganó fácilmente la presidencia. 

Noticiero 5: [00:23:01] Nayib Bukele arrasa en las presidenciales de El Salvador, y se convierte en el presidente más joven de la historia reciente del país.

Steven: [00:23:10] Desde el principio, Bukele, de 37 años, sobrepasó los límites del poder. Por ejemplo, cuando el Congreso se negó a autorizar un préstamo extranjero para equipamiento de seguridad, envió a los militares a asaltar la legislatura y amenazó con disolver el órgano legislativo. 

Noticiero 6: [00:23:27] Un hecho sin precedentes desde el final de la Guerra Civil en 1992: la entrada de militares y agentes policiales fuertemente armados en el Parlamento obedeciendo órdenes del Presidente Bukele.

Steven: [00:23:39] También siguió negociando con las pandillas. Periodistas salvadoreños y más tarde investigadores de InSight Crime hablaron con funcionarios y exfuncionarios de Bukele, quienes nos dijeron que el gobierno intercambió beneficios en las cárceles con el compromiso de las pandillas de reducir los homicidios. ¿Le suena familiar?  

César: [00:23:58] La administración Bukele jamás lo reconoció.

Steve: [00:24:02] De nuevo, el pacto nunca se hizo público, y Bukele negó que el acuerdo, pero César dijo que había pruebas claras de que funcionarios de la administración habían entrado en las cárceles en numerosas ocasiones para negociar el pacto. Además, su administración llegó a excarcelar a algunos dirigentes de alto nivel, todo ello para mostrar su compromiso con el acuerdo secreto. 

Al igual que en la tregua anterior, los homicidios descendieron, esta vez a sus niveles más bajos en 20 años.  Bukele hizo creer a todo el mundo que este descenso se debía a su estrategia antipandillas, que denominó Plan de Control Territorial, cuando en realidad era producto de la tregua secreta que él negó públicamente. 

Bukele se montó en esta ola de relativa calma para obtener otra ronda de victorias electorales, esta vez en las elecciones intermedias de 2021, que dieron a su partido una supermayoría en el Congreso. También destituyó al fiscal general, después de que empezara a investigarlo a él y a sus allegados por corrupción durante la pandemia, y reconfiguró los altos tribunales y las fuerzas de seguridad, llenando puestos importantes con personas leales.   

A principios de 2022, Bukele había consolidado todo su poder, y entonces, a finales de marzo, las pandillas cometieron una serie de asesinatos que marcaron en el fin de semana más mortífero desde la guerra civil. Aparentemente, las pandillas protestaban por algo relacionado con el pacto que habían hecho con el presidente. Abundaron las teorías. Una detención inoportuna. El asesinato de un miembro destacado de una pandilla. La falta de pago a los líderes por su participación en el pacto. Fuera lo que fuese, Bukele puso fin abruptamente al acuerdo. 

A instancias suyas, el Congreso promulgó el régimen de excepción. El régimen fue una represión sin precedentes. La ironía era evidente. Bukele había consolidado tanto poder en parte porque su pacto con las pandillas había reducido las tasas de homicidio, y ahora utilizaba ese poder para destruir a esas mismas pandillas, amenazando incluso con matarlas de hambre en las cárceles.

Rueda de Prensa, Bukele: [00:26:34] Ustedes desatan una ola de criminalidad y nosotros quitamos la comida en las cárceles. Les juro por Díos que no comen un arroz — uno.

Steven: [00:26:41] En seis meses, las autoridades detuvieron a cerca de 80.000 personas, que según ellas eran miembros, aspirantes a miembros o colaboradores de las pandillas. El poder del régimen les permite retener indefinidamente a estos sospechosos sin presentar cargos contra ellos ni darles acceso a asistencia letrada. Los fiscales nos dijeron a César y a mí que ni siquiera podían entrar en las cárceles.

César: [00:27:12] Hay una desarticulación de las pandillas muy evidente.

Steven: [00:27:15] La mayoría de los miembros de las pandillas fueron encarcelados o huyeron, dijo César. Las pandillas estaban, en sus palabras “desarticuladas”, y la gente se sentía mucho más segura. 

César: [00:27:24] Y en las calles eso se refleja.

Steve: [00:27:27] Esto fue evidente cuando César y yo recorrimos las calles de El Salvador, hablando con comerciantes y civiles que habían sido víctimas de las pandillas durante años. Estas víctimas estaban encantadas de hablar con nosotros en lugares públicos, algo que ninguno de los dos habíamos encontrado en viajes anteriores. Y las pandillas no aparecían por ninguna parte.

César: [00:27:47] Ahora sabemos por investigaciones que no todos son pandilleros.

Steven: [00:27:50] Sin embargo, dijo César, miles de los detenidos eran inocentes. Fueron detenidos, dijo, porque la policía tenía una cuota que llenar.

César: [00:28:00] Pero el costo que se tiene es altísimo, y que creo que la gente en El Salvador todavía no es muy consciente de lo que está pasando.

Steven: [00:28:05] “El régimen”, dijo César, “no solo está socavando el Estado de Derecho. También nos está insensibilizando. En dos años, el estado de excepción se ha convertido en una característica permanente de la vida salvadoreña”.

César: [00:28:20] Y se ha convertido en una herramienta de control social.

Steven: [00:28:24]  Y ahora es como una forma de control social, añadió. Cualquiera que desafíe al régimen puede ser encarcelado sin ningún recurso.

El 28 de agosto de 2023, unos 17 meses después del inicio del régimen de Bukele, Raúl Mijango falleció en prisión.

Mijango había vivido una vida extraordinaria, pero era como si él, y sus ideas sobre cómo hacer frente a las pandillas —no con balas ni encarcelamientos masivos, sino con treguas y atacando las raíces sociales del problema— hubieran sido enterrados mucho antes de su funeral. En el momento de su muerte, alrededor del 1 % de la población de El Salvador estaba en prisión, lo que suponía la segunda tasa de encarcelamiento más alta del mundo.

César: [00:29:21] Mucha gente piensa que el problema de las pandillas está completamente solucionado.

Steven: [00:29:26] Estos días, dice César, nadie quiere oír hablar de una tregua entre pandillas. Piensan que este problema ya está solucionado. 

César: [00:29:32] Al menos yo creo que es un problema que está suspendido.

Steven: [00:29:37] Por su parte, César cree que el problema de las pandillas se ha suspendido temporalmente.

César: [00:29:41] Mucha gente ha comprado el discurso que la única forma de acabar con este problema es un fósforo y gasolina …

Steven: [00:29:49] “Mucha gente ha comprado el discurso que la única forma de acabar con este problema es un fósforo y gasolina”, añadió. 

César: [00:29:55] … Quemarlo todo.

Steven: [00:29:57] “Quemarlo todo”. 

La muerte de Mijango nos dejó un sabor amargo. La entrevista que César y yo le hicimos a Raúl fue la última vez que lo vimos con vida. Cuando dejamos a Raúl en el juzgado aquel día, nos dio las gracias por haber ido.  

Mijango: [00:30:19] Gracias por venir.

Steven: [00:30:21] Cuando nos dimos la vuelta para marcharnos, parecía conmovido por nuestra visita. A alguien le seguía importando lo que pensaba, lo que había vivido.

Mijango: [00:30:30] Me gusta que haya gente que todavía se acuerda de lo que hicimos.

Steven: [00:30:35] Esposado y demacrado, con la piel amarillenta por la insuficiencia renal, distaba mucho de ser el corpulento soldado rebelde que una vez tendió una emboscada a sus rivales en un escarpado puerto de montaña.  Aun así, se mantuvo firme, diciéndonos que un día, el país se daría cuenta de que tendrían que hacer lo que él y su equipo hicieron. Que no había alternativa.

Raúl había probado los límites del poder. Primero como guerrillero. Luego como político. Y por último, como mediador con las pandillas. Había escapado con vida en las dos primeras batallas, pero esta tercera, la existencial, la que había maniatado a El Salvador durante décadas, era demasiado, incluso para Raúl.

Este programa es una coproducción de InSight Crime y La No Ficción. Este episodio ha sido producido y escrito por mí, Steven Dudley, con gran ayuda de César Fagoaga. Un agradecimiento especial a mi equipo de investigadores sobre pandillas, que incluye a César, Alex Papadovislakis, Juan José Martínez d’Aubuisson, Carlos García y Bryan Avelar. Christopher Newton y Juliana Manjarrés se encargaron de comprobar los hechos en este episodio. Nuestros editores son Elisa Roldán y Tomás Uprimny. Nuestra diseñadora de sonido es Valentina Fonseca. Y nuestra diseñadora gráfica, Isabella Soto. 

Consulte toda nuestra cobertura sobre pandillas, treguas entre pandillas, guerras entre pandillas y pandillas carcelarias en insightcrime.org. Y si cree que este tipo de trabajo es importante, considere hacernos una donación. Es la mejor manera de ayudarnos a hacer lo que hacemos. 

Este fue el último episodio de nuestra primera temporada del pódcast de InSight Crime. Gracias a La No Ficción. No podríamos haber encontrado un socio mejor. Y gracias a todo el equipo de reporteros, gráficos, redes sociales, editores y administrativos de InSight Crime.

Si quiere escuchar de toda la temporada, y créame que querrá, puedes hacerlo en Spotify, Apple Podcasts o donde escuche pódcasts. Le llevaremos a conocer a los valientes bomberos voluntarios de Bolivia, a una valiente jueza brasileña y a las pandilleras de Honduras que pueden desafiar sus expectativas, igual que lo hicieron con las autoridades penitenciarias con trágicas consecuencias; y viajaremos desde la guerra en la selva de Colombia hasta una ciudad fronteriza entre México y Estados Unidos controlada por un cartel. 

En InSight Crime, investigamos desde el terreno, inspirados por la idea de que el crimen organizado no es una aburrida expresión multisilábica ni otra historia de crimen de los suburbios, sino una cuestión de vida o muerte para millones de personas en todo el continente americano.

Mientras esperas nuestra segunda temporada, séa como Mijango, que a pesar de estar en la cárcel, siempre intentó reír de último. 

Mijango: [00:33:56] risa

Steven: [00:34:01] Hasta la próxima.

A profundidad

Conocimos a Raúl Mijango, protagonista del final de temporada de nuestro podcast, en un juzgado de San Salvador.

Antiguo rebelde reconvertido en diputado y mediador entre pandillas, Mijango era una figura central en la política del país y en el debate ético sobre una cuestión existencial a la que se enfrentaba El Salvador: cómo abordar el problema de las pandillas callejeras.

Fiel a sus raíces guerrilleras, Mijango creía que las pandillas tenían que ser parte de la solución, y dedicó los últimos años de su vida a esa causa. Pero otros no estaban de acuerdo. Tanto lo vilipendiaron después de que mediara en un alto el fuego temporal entre las principales bandas callejeras, que la Fiscalía General lo acusó de extorsión en un caso relacionado con la tregua.

Años más tarde, el presidente Nayib Bukele estableció una estrategia de mano dura que desde entonces ha llevado al encarcelamiento de decenas de miles de salvadoreños.

Créditos del episodio

Este episodio es una coproducción de InSight Crime y La No Ficción.

Producido y escrito por Steven Dudley con el apoyo de César Fagoaga

Investigación: César Fagoaga, Alex Papadovislakis, Juan José Martínez d’Aubuisson, Carlos García, y Bryan Avelar

Edición: Elisa Roldán y Tomas Uprimny

Verificación de datos: Christopher Newton y Juliana Manjarrés

Diseño de sonido: Valentina Fonseca

Ilustración de portada: Isabella Soto

Y gracias a Raúl por haber compartido su historia con nosotros en sus últimos momentos de vida