En la última década, Ecuador se ha ido convirtiendo silenciosamente en un eslabón clave en el comercio mundial de drogas, y desde el país se exporta hasta un tercio de la cocaína procedente de Colombia, cuya producción ha llegado a niveles récord.

La cocaína producida en el sur de Colombia es traficada a Ecuador por grupos de las ex-FARC mafia a través de las desprotegidas provincias fronterizas de Esmeraldas y Sucumbíos. El grupo mexicano Cartel de Sinaloa también ha hecho sentir su presencia allí.

Estas redes han penetrado en el Estado, corrompiendo las fuerzas de seguridad, el poder judicial y los más altos niveles de gobierno.

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