En febrero de 2024, dos jóvenes empezaron a frecuentar una tienda en el estado Lara, en el centro de Venezuela. La dueña del local, Alejandra*, les vendía dulces y conversaba con ellos. Incluso llegó a contarles sobre sus dificultades económicas. Un día, los jóvenes le ofrecieron un préstamo de US$300 que necesitaba para surtir su local. En medio de su necesidad, Alejandra aceptó y así comenzó la pesadilla de la joven comerciante.
Tenía que pagarles a los prestamistas US$5 dólares diarios de interés y hacer abonos semanales de lo que pudiese al capital. Muy pronto, la falta de ventas hizo que se retrasara con los pagos y a los días comenzó a recibir amenazas, como confirmó a InSight Crime una vecina de la comerciante.
“Cuando mi hija se comenzó a atrasar en las cuotas, venían a cobrar y el tono comenzó a ser desafiante y amenazante”, dijo a InSight Crime la madre de la víctima. “No sabemos de dónde son, ni de dónde vienen. Nunca dieron datos algunos”.
Alejandra es solo una de las víctimas del “gota a gota” en Venezuela, una actividad criminal que consiste en ofrecer préstamos en efectivo a corto plazo con altas tasas de interés. Cuando las personas no pueden pagar, los criminales recurren a la violencia para intimidarlas.
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Este modus operandi va en crecimiento en el país debido a la falta de préstamos bancarios y la creciente dolarización que le permite ser rentable. Entre mayo y junio, las autoridades capturaron cerca de 20 personas involucradas en estos esquemas extorsivos, en comparación a 2023, cuando las autoridades no reportaron ni una víctima durante el mismo periodo.
La llegada del gota a gota a Venezuela
Aunque los préstamos “gota a gota” nacieron en Colombia a finales de los años noventa, se han expandido a otros países como México, Brasil, Bolivia, Argentina, Ecuador, Honduras, Perú y Chile, que son gestionados por criminales locales y de otras nacionalidades, incluyendo venezolanos.
Una realidad similar estaría sucediendo en Venezuela. En el operativo más reciente, oficiales del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) detuvieron a seis hombres que extorsionaban a pequeños y medianos comerciantes del estado de Miranda. Cinco de ellos eran de nacionalidad colombiana.
Además de extorsionistas colombianos, la llegada de los préstamos “gota a gota” al país estaría relacionada con el éxodo de venezolanos que aprendieron el sistema cuando emigraron a Colombia.
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“Quien presta el capital suele conocer como es el sistema de gota a gota que se maneja en el país vecino”, detalló un comisario de la policía científica de Venezuela. Incluso, algunos se valen de imitar el acento colombiano para generar más miedo. “Uno [de los criminales] tiene acento colombiano que no sabemos identificar si lo fingía o era real”, recordó la madre de Alejandra.
Lo dicho por el comisario fue sustentado por otros funcionarios del CICPC, periodistas y comerciantes en Lara, Falcón, y Distrito Capital consultados por InSight Crime, quienes señalaron que han identificado prestamistas que migraron a Colombia y tras su regreso a Venezuela, empezaron a ofrecer dinero y a cobrar con amenazas.
El atractivo de la dolarización
Tras casi una década de economía inflacionaria, en 2019, el dólar se impuso como moneda de facto en Venezuela, abarcando el 45% de las transacciones comerciales hoy día. El uso de la divisa ha impulsado el comercio, principalmente el minorista, y hay más flujo de capital.
Tras ver la rentabilidad de esta moneda extranjera, en los últimos años, los delincuentes empezaron a ofrecer préstamos en dólares con altas tasas de interés. Se conocen como “paga diario”.
Los prestamistas reparten tarjetas a comerciantes con las descripciones —“préstamo al instante” o “dinero rápido”— y operan en zonas populares de Caracas y al interior del país, dijeron a InSight Crime comerciantes y periodistas.
“Estas bandas se dedican a ofrecer falsos préstamos en divisas, para luego, mediante amenazas de muerte, obligar a las víctimas a pagar elevados montos de dinero”, afirmó Douglas Rico, director del CICPC en su cuenta de Instagram.
Y así pasó con Alejandra. La relación amistosa que mantuvo por varios días con aquellos prestamistas que le prometieron ayudarla a prosperar su negocio se convirtió, tras no poder pagar el interés, en amenazas que incomodaron hasta sus vecinos. Ante esta situación, Alejandra no tuvo más opción que cerrar su local y huir, el miedo pudo más que ella.
Pero los prestamistas no pararon. Al no poder contactarla amenazaron a su papá con un arma y toda la familia entró en desesperación, narró a InSight Crime la mamá de Alejandra.
“En los intereses diarios estamos pagando más de lo que ella pidió prestado”, dijo a InSight Crime la mamá de la víctima. “Sabemos que andan armados y para evitar problemas hemos decidido pagar y después olvidarnos de todo, porque esto ha sido una pesadilla, nos ha quitado el sueño a todos”.
*El nombre de la protagonista ha sido cambiado para proteger su identidad
Imagen destacada: Un vendedor cuenta bolívares venezolanos y dólares americanos para entregar cambio a un cliente en un mercado público en el barrio de Quinta Crespo, en Caracas, Venezuela, el 11 de diciembre de 2022. Crédito: AP Photo/Matias Delacroix