Acurrucado en la parte trasera de un puesto de frutas y verduras en el sur de Culiacán, el pistolero escudriñó la zona mientras describía la orden que recibió respecto a los productores de fentanilo que operan en las afueras de la capital de Sinaloa.
«Nos dijeron que matáramos a cualquiera que siguiera produciendo fentanilo», explicó el pistolero. «Solo hay unos pocos elegidos cercanos a los jefes que pueden producir».
Esa orden de matar fue impuesta por la facción de los Chapitos del poderoso Cartel de Sinaloa, dirigida por varios hijos del antiguo líder, ahora encarcelado, Joaquín Guzmán Loera, alias «El Chapo«. Los Chapitos han recurrido a varios grupos de pistoleros, conocidos como «patrullas», para asesinar a cualquiera que siga produciendo fentanilo.
Este mortal opioide sintético está en el centro de las tensiones entre los gobiernos de Estados Unidos y México, ya que está detrás del número récord de muertes por sobredosis en Estados Unidos. Los fiscales estadounidenses se han enfocado en atacar a los miembros del Cartel de Sinaloa, que según la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) es uno de los dos principales grupos responsables del tráfico de grandes cantidades de esta droga.
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Desde mediados de 2023, cuando los Chapitos exigieron detener toda la producción de fentanilo, el pistolero dijo que su grupo ha matado a decenas de «cocineros» que desafiaron la orden en Sinaloa — que se ha convertido en uno de los principales focos de producción de drogas sintéticas en México, después de ser un centro de cultivo de marihuana y amapola por décadas.
Pero mientras los Chapitos parecen haber hecho un esfuerzo por poner fin a la producción de fentanilo en Sinaloa para evitar una mayor presión gubernamental, cada vez hay más pruebas que sugieren que ellos y otras facciones del grupo simplemente han trasladado sus operaciones al norte para estar más cerca de la frontera entre Estados Unidos y México.
«No hemos matado a nadie aquí en Culiacán en los últimos tres meses», dijo el pistolero, lo que sugiere que los pocos cocineros que quedan en la ciudad podrían estar siguiendo la orden, mientras que otros han optado por huir.
Migración al norte
Hacia finales de 2023, el pistolero notó un aumento en el trabajo, aproximadamente cuando un miembro clave de los Chapitos, Ovidio Guzmán López, fue extraditado a Estados Unidos para enfrentar cargos relacionados con tráfico de drogas.
Después de la detención de Ovidio, en enero de 2023, una serie de pancartas comenzaron a anunciar la prohibición del fentanilo de los Chapitos en Culiacán, que luego se extendió a los estados de Baja California, Baja California Sur y Sonora.
Cuatro personas que desempeñaban diferentes roles para células criminales asociadas con facciones del Cartel de Sinaloa, dijeron que la prohibición ha empujado a los laboratorios a emigrar principalmente a Sonora y Baja California.»Nos están ofreciendo 20.000 pesos por kilo [alrededor de US$1.200] para cocinar fentanilo en Mexicali», en Baja California, dijo un productor independiente. «Allí hay menos costos y es más fácil cruzar la frontera».
Las operaciones de las fuerzas de seguridad en esa parte de la frontera parecen respaldar esta afirmación. En octubre de 2023, las autoridades del estado de Baja California incautaron 35 kilogramos de fentanilo a siete personas acusadas de dirigir un laboratorio de fentanilo en Mexicali. Al mes siguiente, las autoridades fronterizas estadounidenses incautaron de 840.000 pastillas de fentanilo falsificadas en el puerto de entrada que conecta Mexicali con Calexico (California).
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Aunque muchos productores independientes de fentanilo han aprovechado la oportunidad de trasladar sus operaciones más al norte, el cocinero entrevistado por InSight Crime afirma que no vale la pena.
En 2020, cuando empezó a cocinar en las montañas que rodean Culiacán, explicó que su equipo ganaba hasta 60.000 pesos por kilogramo (unos US$3.500) produciendo de 10 a 15 kilogramos de fentanilo puro al mes. Pero justo antes de que entrara en vigor la prohibición, solo ganaba 15.000 pesos (unos US$900), que se repartían entre las seis personas que trabajaban en el laboratorio. Algunos mercados de consumo de Estados Unidos están registrando un exceso de oferta de fentanilo ilícito, lo que puede explicar en parte la caída.
«La paga no es mucha, y ahora mismo hay mucho riesgo operando en esa zona», dijo.
En Mexicali, la situación de seguridad es más dinámica que en Culiacán, donde los Chapitos se enfrentan a menos competencia y ejercen un control estricto en varias zonas.
En este valle desértico, estratégico desde el punto de vista criminal, situado en la frontera entre México y Estados Unidos, la facción de los Rusos del Cartel de Sinaloa, aliada con redes asociadas a Ismael Zambada García, alias «El Mayo», ha luchado constantemente contra células rivales respaldadas por los Chapitos. La lucha interna por el tráfico de drogas y las rutas de tráfico de migrantes se ha caracterizado por asesinatos en masa y desapariciones forzadas que han paralizado a las comunidades locales.
¿Un resurgimiento?
Si bien la prohibición del fentanilo y la creciente presión de los gobiernos estadounidense y mexicano contra los miembros del Cartel de Sinaloa han puesto en peligro una de las principales fuentes de ingresos del grupo, las fuentes entrevistadas por InSight Crime pronosticaron un resurgimiento de la producción de fentanilo en Sinaloa.
«Todo ha cambiado», dijo una persona encargada de negociar los envíos de fentanilo, principalmente a Estados Unidos. «Nadie tiene permiso [para producir fentanilo], pero algunas personas cercanas a los jefes siguen en laboratorios bien escondidos en lo más profundo de la sierra de Sinaloa».
Tras la entrada en vigor de la prohibición, las autoridades de Culiacán siguieron incautando fentanilo y pastillas falsificadas en laboratorios improvisados. Pero los Chapitos y otras facciones del Cartel de Sinaloa no son los únicos implicados en el tráfico de fentanilo.
La realidad sobre el terreno, según los entrevistados por InSight Crime, es que hay varios actores autónomos con numerosos patrocinadores —entre ellos facciones rivales del Cartel de Sinaloa— que forman diferentes cadenas de suministro para producir fentanilo. Varias agencias de inteligencia estadounidenses también señalaron en una reciente evaluación de amenazas que se ha producido una «fragmentación de las operaciones de fentanilo» en México.
Pero en Culiacán, los traficantes prevén una subida de los precios del fentanilo debido a los actuales controles sobre la producción. Como la demanda sigue siendo alta en mercados primarios como Estados Unidos, es probable que la producción de fentanilo siga expandiéndose e incluso que vuelva a los niveles anteriores en Sinaloa.
«El dinero es demasiado bueno», dijo el corredor.
*Miguel Ángel Vega contribuyó a la redacción de este artículo.
Imagen principal: Una señal de carretera a las afueras de Culiacán pintada con aerosol con «Chapisa», en referencia a la facción Chapitos del Cartel de Sinaloa. Crédito: Parker Asmann / InSight Crime