El presidente de Colombia, Gustavo Petro, se está viendo obligado a afrontar la posibilidad de que su política de seguridad insignia, la Paz Total, solo alcance una paz parcial.
Las conversaciones de paz a nivel nacional entre el gobierno y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Estado Mayor Central (EMC), una disidencia de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se encuentran en suspenso. Los dos procesos habían representado los mayores avances en la política del gobierno, pero ahora, los negociadores de Petro están tratando con bloques o frentes individuales en todo el país, en lugar de negociar únicamente con la dirección nacional de los dos grupos.
El plan Paz Total del presidente busca negociar con los grupos armados y las bandas criminales para lograr una desmovilización dirigida desde los altos mandos, similar al proceso que vio a las FARC dejar las armas a partir de 2017.
Pero la ambiciosa iniciativa de Petro se ha tambaleado desde que comenzó a finales de 2022. Y ahora, las divisiones internas en torno a las conversaciones de paz han llevado al ELN y al EMC a una situación de crisis, según Otty Patino, Alto Comisionado para la Paz de Colombia, que dirige las negociaciones de paz del gobierno.
ELN
El 11 de abril, los líderes del ELN suspendieron temporalmente las negociaciones como consecuencia del “diálogo regional” del gobierno con el Frente Comuneros del Sur, que quiere acelerar su proceso de desmovilización, según un comunicado de la delegación del ELN.
El máximo comandante del ELN, Antonio García, afirmó, en una entrevista con el periódico español Berria, que la dirección nacional no autorizó esas conversaciones por separado. Pablo Beltrán, jefe de la delegación del ELN en los diálogos de paz, instó al gobierno a especificar los objetivos y la finalidad de las “negociaciones paralelas” en declaraciones a la prensa en Caracas, Venezuela.
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El gobierno y el Frente Comuneros del Sur anunciaron el diálogo en febrero. La decisión se debió a la preocupación del frente por la amenaza que supone el creciente dominio y fuerza militar del EMC en el departamento de Nariño, en el suroccidente del país, un centro de producción y tráfico de cocaína que es la base de operaciones de los Comuneros del Sur.
Sintiendo la presión de una posible derrota, el frente optó por entrar en un proceso de paz acelerado después de no ver resultados concretos en las negociaciones a nivel nacional.
Aunque los líderes del ELN aceptaron reanudar las negociaciones, los diálogos de paz regionales con los Comuneros del Sur también continuarán y podrían causar más problemas en el futuro. El 27 de abril, los representantes del gobierno en las negociaciones con el ELN pidieron a Petro que continuara los diálogos con la dirección nacional del ELN o con los Comuneros del Sur, pues una doble negociación es inviable, según un comunicado de prensa.
EMC
En marzo, Petro suspendió el cese al fuego con el EMC en los departamentos de Cauca, Nariño y Valle del Cauca en respuesta a un ataque perpetrado por una facción del grupo en Cauca, que acabó con la vida de un líder indígena. Esto provocó tensiones dentro del EMC, pues algunos bloques que abogan por continuar el diálogo y otros no están dispuestos a participar hasta que se restablezca un cese al fuego a nivel nacional.
En una reunión celebrada en el departamento de Caquetá el 5 de abril entre el gobierno y el EMC, los delegados acordaron continuar las negociaciones de paz, pero los representantes de las facciones del EMC en Cauca, Valle del Cauca y Arauca estuvieron notablemente ausentes, lo que puso de manifiesto la discordia interna. Posteriormente, los líderes de estas facciones ausentes publicaron videos en los que manifestaban su lealtad al comandante en jefe del EMC, Néstor Gregorio Vera Fernández, alias “Iván Mordisco”, quien se ha negado a continuar los diálogos sin un cese al fuego en todo el país.
Camilo González, el principal negociador del gobierno con el EMC, ha afirmado que las negociaciones solo continuarán con los bloques del EMC que estén dispuestos a participar a pesar de la suspensión parcial del cese al fuego, en concreto el Bloque Jorge Suárez Briceño, el Bloque Magdalena Medio, y el Frente Carolina Ramírez. En conjunto, estos bloques representan aproximadamente el 40% de lo que antes se consideraba el EMC. En la práctica, el gobierno ha reconocido que negociar con esta parte más pequeña del grupo, sobre la que Mordisco parece haber perdido el mando, es la forma más viable de avanzar.
Análisis de InSight Crime
Las rupturas de las negociaciones con cada grupo tienen raíces distintas, pero ambas han conducido a un resultado similar: el gobierno está dispuesto a arriesgar los diálogos con las organizaciones criminales más grandes si puede asegurar victorias a nivel regional con facciones más pequeñas dispuestas a desarmarse.
La voluntad de Petro de comprometerse con los bloques regionales del EMC y con frentes individuales en el caso del ELN significa un cambio en el enfoque del gobierno respecto a las negociaciones de paz. Supone un abandono de la idea anterior del gobierno de negociar con un comando centralizado dentro de estos grupos armados, y un reconocimiento de que ni Antonio García ni Iván Mordisco tienen el control absoluto del ELN o del EMC, respectivamente.
El cambio estratégico puede dar resultados. El gobierno de Petro ha avanzado rápidamente en las conversaciones con los Comuneros del Sur y ha optado por mantener un proceso de negociación exclusivamente con las tres facciones del EMC.
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Si el gobierno logra una rápida y exitosa desmovilización de los Comuneros del Sur, el proceso podría servir de modelo para otras negociaciones en todo el país. Es posible que otros frentes temerosos de una derrota militar, o frustrados por la falta de avances a nivel nacional, vean un futuro en el enfoque regional.
Del mismo modo, alcanzar un acuerdo con el resto de frentes del EMC involucrados en las conversaciones de paz sería un logro significativo. Sin embargo, dado que aproximadamente el 60% de lo que se consideraba el EMC está ahora excluido del proceso, el éxito será solo parcial y creará un nuevo ciclo de disidentes del proceso de paz.
Este enfoque regional también tiene sus inconvenientes. Lograr acuerdos de desmovilización con frentes o bloques individuales tanto del EMC como del ELN puede aportar mejoras de seguridad localizadas, pero probablemente tendría menos impacto en la dinámica general del conflicto interno de Colombia.
Además, negociar con múltiples frentes o bloques simultáneamente requiere que el gobierno invierta mucho más dinero y personal. Con los recursos dispersos, incluso los acuerdos parciales pueden ser más difíciles de lograr.
Imagen principal: Un guerrillero del EMC de las ex-FARC vigila un puesto de control en Corinto, Colombia, el viernes 12 de abril de 2024, un día después de la explosión de un carro bomba en la ciudad cercana de Miranda. Crédito: Edwin Rodríguez, Associated Press